Miles, miles, milesA veces, muchas veces, es difícil estacionar. Tengo mi propia multa.
domingo, 16 de diciembre de 2007
domingo, 2 de diciembre de 2007
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
Uno va a la panadería, ¿no?
Agarra una bandeja y una pinza.
Pone en la bandeja media docena de croasanes que son la versión importada de las medialunas.
Lleva la bandeja a la caja y paga. Doscientos yens cada croasan, que serían dos dólares, o sea treinta y seis pesos la media docena.
La cajera se dispone a envolverla.
Y pasa esto:
1- Te entrega esta bolsa
2- Uno la abre y saca esto:
Agarra una bandeja y una pinza.
Pone en la bandeja media docena de croasanes que son la versión importada de las medialunas.
Lleva la bandeja a la caja y paga. Doscientos yens cada croasan, que serían dos dólares, o sea treinta y seis pesos la media docena.
La cajera se dispone a envolverla.
Y pasa esto:
1- Te entrega esta bolsa
2- Uno la abre y saca esto:
3- Seis paquetitos para seis croasanes
Con razón cuesta setenta y dos pesos la docena.
También uno va al super y se compra una caja de fibras Kellogg's, ¿no? Y uno piensa que se la come para reemplazar la cantidad de fibras que vendrían adentro de un bife. Pero no, parece que un plato de fibras con leche equivale a una porción de tempura de pescado, un bol de arroz, una noodle soup, un platito de ensalada de algas y una pórción de picles de nabo y zanahoria rallada. O sea, un típico almuerzo de las pampas.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
martes, 20 de noviembre de 2007
CASAMIENTO CHINO, UN JUEGO DE NIÑOS (finale)
11.10 am: Los novios con sus nuevos atuendos (ella vestido blanco bien abulté, maquillaje con brillitos y tocado de novia, él de negro con una pashmina blanca tradición china), las damas de honor con vestidos iguales rosas, largos hasta las rodillas, con mucho tul y mucho tutú (parece que el calzado era de libre elección, la amiga acrobat lucía unas botas media caña multicolores, que le daban al atuendo el golpe de gracia liquidador) y los pang langs con un bouquet de rosas en el ojal, todos ubicados en la entrada del salón, recibían a los invitados que iban llegando. Les daban a los hombres cigarrillos que Pata encendía. Y convidaban caramelos a las damas. Los invitados, por su parte, entregaban a los novios su regalo de bodas: sobres rojos con dinero (mucho más grandes y suculentos que los que Pata había usado para el soborno). Todo esto, delante de la monumental foto tamaño natural de los novios que decoraba la entrada.
12 pm: Ni bien entramos al salón, Bratkartoffel vino a nuestro encuentro y nos empujó, literalmente, hacia una de las mesas, la que estaba más cerca del escenario. Enseguida un tío de la novia que hablaba inglés se hizo cargo de abastecernos de cerveza a temperatura ambiente y vino (vino chino, una experiencia, digamos, ácida). Nuestra mesa, igual que las demás, ya estaba servida. Una cantidad de diferentes platos de comida en el centro de la mesa, apilados unos sobre otros. El resto de las mesas, que eran muchas, se iba llenando a medida que iban llegando los invitados. Muchísima gente. Unas doscientas cincuenta personas. Todos vestidos con ropas de calle, jeans, remeras, buzos… y nosotros que habíamos cargado en el avión nuestros elegantes atuendos de gala… Mientras las mesas se seguían ocupando, la tía de verde (nombrada así por el propio Pata), wedding planer y esposa del tío angloparlante, desplegaba un camino de plavinil blanco, que sus ayudantes iban pegando al piso con chonflex. El camino blanco se extendía desde el fondo del salón, en donde habían dispuesto un arco forrado de tules, hasta el escenario. Una vez pegado el camino al piso, lo regaron con pétalos de rosa y lo rodearon de flores y velas. Mientras tanto, otro grupo comando acomodaba sobre el escenario, en el que se estaban proyectando fotos de los novios, un atrio, una torta de tres pisos, una torre de copas de champagne y una especie de candelabro en forma de corazón, lleno de velas rosas alrededor de un velón central de tamaño macumba.
12.30 pm: El maestro de ceremonias se paró en el escenario detrás del atrio y, micrófono en mano, empezó un largo speach en chino, mientras el novio, las damas de honor y los pang langs, esperaban paraditos a un costado del salón. Cuando la voz del maestro de ceremonias alcanzó un nivel de tensión que hasta nosotros, que no entendíamos nada, empezamos a mirar para los costados esperando que algo pasara, bajaron las luces y, a través del arco al final del camino blanco, emergieron dos angelitas amigas de Zhu Sha, con sus vestidos de tules, coronas de flores y alitas, cada una con una vela en la mano, caminando suavemente al ritmo de una música de final de película de Disney y encendiendo a su paso las velas que estaban a los costados del camino. Una vez encendidas todas las velas, el maestro de ceremonias volvió a tomar la palabra e, igual que un locutor de boxeo que anuncia al campeón de la noche, anunció la entrada de Pata, quien seguido por su séquito, caminó hasta el pie del escenario. Subió con un enorme ramo de flores en la mano, mientras una lluvia de burbujas invadía el ambiente. Por entre las burbujas Pata contestó las preguntas que le hizo el maestro de ceremonias (todo en chino) y dijo, a pedido de éste, primero en inglés y después en francés “Te amo”.
Luego del aplauso de la concurrencia, el maestro de ceremonias hizo un nuevo anuncio tras el cual Pata bajó de escenario y empezó a caminar sobre el caminito blanco. El séquito lo seguía, transportando en manos del pang lang Gerry, una bandeja con una corona. A todo esto Bratkartoffel, haciendo honor a la tradición china del amontonamiento, nos agarraba del brazo a los que teníamos cámaras de fotos y tironeaba para que nos sumáramos a la maraña de cámaras que se apelotonaban detrás de la tropilla, para fotografiarla.
Una vez arribado el novio al del arco del amor, la novia hizo su aparición del otro lado. Pata le ofreció el ramo de flores. Zhu Sha se negó a recibirlo, tal cual lo habían ensayado la noche anterior. Pata hizo un segundo intento que Zhu Sha rehusó también, hasta que Pata se arrodilló ante ella, la novia no pudo resistirse y aceptó el ramo. Una vez entregado el ramo Pata agarró la corona que Gerry llevaba en la bandeja y coronó a la novia. Durante todo este segmento el maestro de ceremonias fue relatando, siempre en chino y casi deportivamente, los pasos que se iban sucediendo. Y, contado de primera mano por los pang langs que eran los que estaban cerca, Zhu Sha, abría y cerraba los ojos, al tiempo que susurraba “stop” o “go”, indicándole a Pata el siguiente movimiento.
Después de la entrega de ramo y corona, los novios, pang langs y damas de honor regresaron por el camino blanco al ritmo de la marcha nupcial. Los novios subieron al escenario, que seguía repleto de burbujas. Juntos encendieron la vela macumbera, que era la única del candelabro que estaba apagada, tras lo cual se tomaron unos minutos para rezar una oración budista.
Después subió al escenario otro tío (Zhu Sha está llena de tíos). Éste parece que es el millonario de la familia y dedicó unas palabras a la concurrencia. Una vez acabado el discurso de Tío Rico, proyectaron en la pantalla un video que mandó la familia de Pata, que no pudo viajar. Y después reapareció una de las amigas angelito con una varita mágica que, tras ser sacudida, como toda buena varita, produjo un estallido de estrellitas y chisporroteos. Todo esto, claro, acompañado siempre por el burbujeo permanente. Entre medio del estrellaje y el burbujámen, apareció el estuche de los anillos que fueron intercambiados por los novios, luego de lo cual leyeron sus votos, Zhu Sha en chino y Pata en inglés. La amiga angelito volvió a aparecer por detrás de los novios y esta vez les cedió la varita para que ellos mismos encendieran una catarata de estrellitas provenientes del techo. Después, el beso, los aplausos y los discursos de los novios que finalizaron con la entrega de regalos a la mamá y el papá de Zhu Sha, que como está divorciado de la madre se perdió el té de la mañana. Mamá subió a dar su discurso y después los novios descorcharon una botella de champagne, que vertieron sobre la torre de copas que fueron encendiéndose con luces de colores a medida que el líquido las iba tocando.
Después del aplauso la amiga angelito les alcanzó a los novios un coco con dos pajitas y cada uno bebió del coco (no sabemos bien qué significado tiene esta parte del ritual, pero la idea de un coco sobado, ni bien uno acaba de casarse, asusta un poco). Mientras Pata no podía disimular lo poco que le gusta el coco, la amiga angelito encendió la antorcha que coronaba la torta y otra explosión de estrellitas salió eyectada hacia el infinito.
Después del intercambio de bocados de torta, que según nos contó Pata después, estaba toda cubierta del detergente de las burbujas que no dejaron de caer sobre el escenario durante toda la ceremonia, subieron las damas de honor y los pang langs. La novia tiró el ramo que atajó un muchacho, en China juegan al ramo todos los solteros, no importa el sexo. Después hubo brindis con copas decoradas con rosas y nueva explosión de estrellitas y burbujeo permanente.
El grupo completo bajó del escenario y se dirigió hacia el arco del amor por el camino blanco, mientras las damas de honor y los pang langs arrojaban peluches y llaveritos para los niños invitados.
13.30 pm: Después de que la corte completa desapareciera tras el arco del amor, se habilitó la comilona. Cerdo asado, sopa gelatinosa, cangrejo, bolas rellenas de algo, fideos, carnes, pollo, langostinos, pescado, guiso de algas, tofu, puchero de cabeza de gallina, los platos se iban sumando uno sobre otro, los comensales occidentales nos íbamos pasando el dato de cuáles eran comestibles y cuales incineraban la lengua de picantes. Enseguida reaparecieron los novios, otra vez con ropas rojas tradicionales y Zhu Sha con peinado adornado con rosas. Como en todas las bodas, pasaron mesa por mesa a fotografiarse. Mientras tanto, sobre el escenario se sucedían números en vivo de bailes tradicionales.
14.30 pm: Con los últimos restos de comida, empezaron a acercarse a la mesa los diversos tíos de la novia, que ofrecían cigarrillos que no podían ser rechazados (Pata ya nos había adoctrinado al respecto) y botellas de cerveza tibia para brindar con cada uno.
15 pm: Las mesas empezaron a ser desarmadas. O sea: Manteles afuera, patas por un lado y tabla por el otro, mientras la tía de verde recolectaba flores y velas y la concurrencia pasaba a los cuartos de juego, en donde los esperaban, junto con cervezas tibias y maníes, las fichas de mahjong, juego que hemos visto jugar a los chinos a cualquier hora y en cualquier parte, generalmente en mesitas que ponen en la calle. Como nosotros no jugamos al mahjong y la cena iba a empezar a las cinco de la tarde, nos quedamos un rato con Pata y Zhu Sha en la salita donde guardaban la ropa, las flores, las velas y las cajas de cerveza tibia y después de ir a nuestras habitaciones a cambiarnos, subimos al segundo piso del hotel, a jugar al bowling.
17 pm: Los novios, otra vez cambiados (Zhu Sha manteniendo su peinado de flores intacto, pero con jeans y zapatillas), se nos unieron en el bowling durante un rato y nos avisaron que la hora de la cena se pospondría para las siete (parece que los campeonatos de mahjong estaban de lo más emocionantes).
18 pm: Bajamos a la sala de juegos. Unas veinte mesitas todas encimadas, con seis u ocho personas alrededor de cada una. Sobre las mesas de fieltro verde, fichas de mahjong (que son parecidas a las de dominó), kilos y kilos de cáscaras de maníes, envoltorios de caramelos y botellas de cervezas llenas y vacías. También había torta con detergente y tío borracho durmiendo sobre sillas.
19 pm: La cena, en otro salón del hotel. Igual que en el almuerzo pirámides de platos. Más variedad y más cantidad. Más cerveza y vino chino. Y gaseosa de naranja y agua caliente.
20.30 pm: Final abrupto de la fiesta. Así sin más, como quien se va de un restorán después de haber pagado la cuenta, los invitados terminaban sus manjares, se levantaban y se iban. Las mesas quedaban vacías, pero llenas de comida. Nunca se vacían los platos en las comidas chinas. Se van reponiendo antes de que se acaben. Para terminar, uno simplemente dice basta. O se para y se va como en este caso. Nosotros nos despedimos de los novios y de algunos de nosotros que se iban al otro día, organizamos la cita para ir a ver los osos pandas por la mañana y nos retiramos cada uno a sus aposentos a desmayar la purga del infinito día.
FINALE
FOTOS:
Foto 1: Poster de los novios firmado por los invitados, más bandeja con cigarrilos para ser ofrecida por los pang langs a la entrada del salón.
Foto 2: Novios, pang langs y damas de honor listos para recibir a los invitados con bandeja de cigarrilos y caramelos. Véase botas de amiga acrobat.
12 pm: Ni bien entramos al salón, Bratkartoffel vino a nuestro encuentro y nos empujó, literalmente, hacia una de las mesas, la que estaba más cerca del escenario. Enseguida un tío de la novia que hablaba inglés se hizo cargo de abastecernos de cerveza a temperatura ambiente y vino (vino chino, una experiencia, digamos, ácida). Nuestra mesa, igual que las demás, ya estaba servida. Una cantidad de diferentes platos de comida en el centro de la mesa, apilados unos sobre otros. El resto de las mesas, que eran muchas, se iba llenando a medida que iban llegando los invitados. Muchísima gente. Unas doscientas cincuenta personas. Todos vestidos con ropas de calle, jeans, remeras, buzos… y nosotros que habíamos cargado en el avión nuestros elegantes atuendos de gala… Mientras las mesas se seguían ocupando, la tía de verde (nombrada así por el propio Pata), wedding planer y esposa del tío angloparlante, desplegaba un camino de plavinil blanco, que sus ayudantes iban pegando al piso con chonflex. El camino blanco se extendía desde el fondo del salón, en donde habían dispuesto un arco forrado de tules, hasta el escenario. Una vez pegado el camino al piso, lo regaron con pétalos de rosa y lo rodearon de flores y velas. Mientras tanto, otro grupo comando acomodaba sobre el escenario, en el que se estaban proyectando fotos de los novios, un atrio, una torta de tres pisos, una torre de copas de champagne y una especie de candelabro en forma de corazón, lleno de velas rosas alrededor de un velón central de tamaño macumba.
12.30 pm: El maestro de ceremonias se paró en el escenario detrás del atrio y, micrófono en mano, empezó un largo speach en chino, mientras el novio, las damas de honor y los pang langs, esperaban paraditos a un costado del salón. Cuando la voz del maestro de ceremonias alcanzó un nivel de tensión que hasta nosotros, que no entendíamos nada, empezamos a mirar para los costados esperando que algo pasara, bajaron las luces y, a través del arco al final del camino blanco, emergieron dos angelitas amigas de Zhu Sha, con sus vestidos de tules, coronas de flores y alitas, cada una con una vela en la mano, caminando suavemente al ritmo de una música de final de película de Disney y encendiendo a su paso las velas que estaban a los costados del camino. Una vez encendidas todas las velas, el maestro de ceremonias volvió a tomar la palabra e, igual que un locutor de boxeo que anuncia al campeón de la noche, anunció la entrada de Pata, quien seguido por su séquito, caminó hasta el pie del escenario. Subió con un enorme ramo de flores en la mano, mientras una lluvia de burbujas invadía el ambiente. Por entre las burbujas Pata contestó las preguntas que le hizo el maestro de ceremonias (todo en chino) y dijo, a pedido de éste, primero en inglés y después en francés “Te amo”.
Luego del aplauso de la concurrencia, el maestro de ceremonias hizo un nuevo anuncio tras el cual Pata bajó de escenario y empezó a caminar sobre el caminito blanco. El séquito lo seguía, transportando en manos del pang lang Gerry, una bandeja con una corona. A todo esto Bratkartoffel, haciendo honor a la tradición china del amontonamiento, nos agarraba del brazo a los que teníamos cámaras de fotos y tironeaba para que nos sumáramos a la maraña de cámaras que se apelotonaban detrás de la tropilla, para fotografiarla.
Una vez arribado el novio al del arco del amor, la novia hizo su aparición del otro lado. Pata le ofreció el ramo de flores. Zhu Sha se negó a recibirlo, tal cual lo habían ensayado la noche anterior. Pata hizo un segundo intento que Zhu Sha rehusó también, hasta que Pata se arrodilló ante ella, la novia no pudo resistirse y aceptó el ramo. Una vez entregado el ramo Pata agarró la corona que Gerry llevaba en la bandeja y coronó a la novia. Durante todo este segmento el maestro de ceremonias fue relatando, siempre en chino y casi deportivamente, los pasos que se iban sucediendo. Y, contado de primera mano por los pang langs que eran los que estaban cerca, Zhu Sha, abría y cerraba los ojos, al tiempo que susurraba “stop” o “go”, indicándole a Pata el siguiente movimiento.
Después de la entrega de ramo y corona, los novios, pang langs y damas de honor regresaron por el camino blanco al ritmo de la marcha nupcial. Los novios subieron al escenario, que seguía repleto de burbujas. Juntos encendieron la vela macumbera, que era la única del candelabro que estaba apagada, tras lo cual se tomaron unos minutos para rezar una oración budista.
Después subió al escenario otro tío (Zhu Sha está llena de tíos). Éste parece que es el millonario de la familia y dedicó unas palabras a la concurrencia. Una vez acabado el discurso de Tío Rico, proyectaron en la pantalla un video que mandó la familia de Pata, que no pudo viajar. Y después reapareció una de las amigas angelito con una varita mágica que, tras ser sacudida, como toda buena varita, produjo un estallido de estrellitas y chisporroteos. Todo esto, claro, acompañado siempre por el burbujeo permanente. Entre medio del estrellaje y el burbujámen, apareció el estuche de los anillos que fueron intercambiados por los novios, luego de lo cual leyeron sus votos, Zhu Sha en chino y Pata en inglés. La amiga angelito volvió a aparecer por detrás de los novios y esta vez les cedió la varita para que ellos mismos encendieran una catarata de estrellitas provenientes del techo. Después, el beso, los aplausos y los discursos de los novios que finalizaron con la entrega de regalos a la mamá y el papá de Zhu Sha, que como está divorciado de la madre se perdió el té de la mañana. Mamá subió a dar su discurso y después los novios descorcharon una botella de champagne, que vertieron sobre la torre de copas que fueron encendiéndose con luces de colores a medida que el líquido las iba tocando.
Después del aplauso la amiga angelito les alcanzó a los novios un coco con dos pajitas y cada uno bebió del coco (no sabemos bien qué significado tiene esta parte del ritual, pero la idea de un coco sobado, ni bien uno acaba de casarse, asusta un poco). Mientras Pata no podía disimular lo poco que le gusta el coco, la amiga angelito encendió la antorcha que coronaba la torta y otra explosión de estrellitas salió eyectada hacia el infinito.
Después del intercambio de bocados de torta, que según nos contó Pata después, estaba toda cubierta del detergente de las burbujas que no dejaron de caer sobre el escenario durante toda la ceremonia, subieron las damas de honor y los pang langs. La novia tiró el ramo que atajó un muchacho, en China juegan al ramo todos los solteros, no importa el sexo. Después hubo brindis con copas decoradas con rosas y nueva explosión de estrellitas y burbujeo permanente.
El grupo completo bajó del escenario y se dirigió hacia el arco del amor por el camino blanco, mientras las damas de honor y los pang langs arrojaban peluches y llaveritos para los niños invitados.
13.30 pm: Después de que la corte completa desapareciera tras el arco del amor, se habilitó la comilona. Cerdo asado, sopa gelatinosa, cangrejo, bolas rellenas de algo, fideos, carnes, pollo, langostinos, pescado, guiso de algas, tofu, puchero de cabeza de gallina, los platos se iban sumando uno sobre otro, los comensales occidentales nos íbamos pasando el dato de cuáles eran comestibles y cuales incineraban la lengua de picantes. Enseguida reaparecieron los novios, otra vez con ropas rojas tradicionales y Zhu Sha con peinado adornado con rosas. Como en todas las bodas, pasaron mesa por mesa a fotografiarse. Mientras tanto, sobre el escenario se sucedían números en vivo de bailes tradicionales.
14.30 pm: Con los últimos restos de comida, empezaron a acercarse a la mesa los diversos tíos de la novia, que ofrecían cigarrillos que no podían ser rechazados (Pata ya nos había adoctrinado al respecto) y botellas de cerveza tibia para brindar con cada uno.
15 pm: Las mesas empezaron a ser desarmadas. O sea: Manteles afuera, patas por un lado y tabla por el otro, mientras la tía de verde recolectaba flores y velas y la concurrencia pasaba a los cuartos de juego, en donde los esperaban, junto con cervezas tibias y maníes, las fichas de mahjong, juego que hemos visto jugar a los chinos a cualquier hora y en cualquier parte, generalmente en mesitas que ponen en la calle. Como nosotros no jugamos al mahjong y la cena iba a empezar a las cinco de la tarde, nos quedamos un rato con Pata y Zhu Sha en la salita donde guardaban la ropa, las flores, las velas y las cajas de cerveza tibia y después de ir a nuestras habitaciones a cambiarnos, subimos al segundo piso del hotel, a jugar al bowling.
17 pm: Los novios, otra vez cambiados (Zhu Sha manteniendo su peinado de flores intacto, pero con jeans y zapatillas), se nos unieron en el bowling durante un rato y nos avisaron que la hora de la cena se pospondría para las siete (parece que los campeonatos de mahjong estaban de lo más emocionantes).
18 pm: Bajamos a la sala de juegos. Unas veinte mesitas todas encimadas, con seis u ocho personas alrededor de cada una. Sobre las mesas de fieltro verde, fichas de mahjong (que son parecidas a las de dominó), kilos y kilos de cáscaras de maníes, envoltorios de caramelos y botellas de cervezas llenas y vacías. También había torta con detergente y tío borracho durmiendo sobre sillas.
19 pm: La cena, en otro salón del hotel. Igual que en el almuerzo pirámides de platos. Más variedad y más cantidad. Más cerveza y vino chino. Y gaseosa de naranja y agua caliente.
20.30 pm: Final abrupto de la fiesta. Así sin más, como quien se va de un restorán después de haber pagado la cuenta, los invitados terminaban sus manjares, se levantaban y se iban. Las mesas quedaban vacías, pero llenas de comida. Nunca se vacían los platos en las comidas chinas. Se van reponiendo antes de que se acaben. Para terminar, uno simplemente dice basta. O se para y se va como en este caso. Nosotros nos despedimos de los novios y de algunos de nosotros que se iban al otro día, organizamos la cita para ir a ver los osos pandas por la mañana y nos retiramos cada uno a sus aposentos a desmayar la purga del infinito día.
FINALE
FOTOS:
Foto 1: Poster de los novios firmado por los invitados, más bandeja con cigarrilos para ser ofrecida por los pang langs a la entrada del salón.
Foto 2: Novios, pang langs y damas de honor listos para recibir a los invitados con bandeja de cigarrilos y caramelos. Véase botas de amiga acrobat.
Foto 3: Maestro de ceremonias, locutor y relator apasionado del evento.
Foto 4: Amigas angelito listas para avnzar sobre el camino blanco
Foto 5: Pata ofreciendo a Zhu Sha el ramo, de rodillas.
Foto 6: Los novios encendiendo el velón macumbero. Nótense las burbujas.
Foto 7: Novios rezando frente al velón. Nótense las burbujas.
Foto 8: Novios provocando explosiones con la varita mágica. Nótense las burbujas.
Foto 9: Novios leyendo los votos. Las burbujas no se ven bien, pero juro que allí estaban.
Foto 10: Novios sirviendo el champagne iluminé. Ahí también había burbujas.
Foto 11: Novios libándose el coco. Burbujas.
Foto 13: Peluches arrojados a los niños.
Foto 14: La mesa al principio. Vino chino y Fanta. Cajitas chinas divinas rellenas de caramelos.
Foto 15: La mesa después. Pirámide de platos.
Foto 16: Números vivos.
Foto 17: Zhu Sha de jean en el bowling
Foto 18: Mahjong. Godzila juega para nosotros.
Foto 19: L`amour... Vestuario de Godzila a cargo del equipo de wardrobe del cirque.
sábado, 10 de noviembre de 2007
CASAMIENTO CHINO, UN JUEGO DE NIÑOS (parte 2)
8.45 am: La caravana de autos nos llevó hasta la casa de Pata y Zhu Sha. En realidad, a la entrada del patio de un nuevo grupo de monoblocks. Éste, bastante más paquete que el anterior, también plagado de balcones desbordantes, pero coloridos. Pasto, árboles, glorietas de madera, caminitos y flores. Ni bien bajaron del móvil del amor, Pata volvió a cargar a Zhu Sha en brazos. Subió los escalones de la entrada del edificio, pero esta vez llamó el ascensor. Decenas de números escritos con marcadores de todos los colores, en las puertas del ascensor. Un primer grupo de gente subió junto con los novios, los pang langs y las damas de honor de la novia, que resultaron ser la amiga acrobat y su compañera. Los demás fuimos subiendo de a tandas. Esperando en el pasillo de paredes y puertas llenas de inscripciones, pegotes y manchas (el escondite perfecto para el hermoso y super moderno departamento de Zhu Sha y Pata). Cuando mi grupo llegó al piso dieciséis, los novios ya habían entrado y, según pude ver después en las fotos (porque la multitud humana me impidió seguirlos), Pata había cargado a Zhu Sha hasta la cama matrimonial que las damas de honor habían decorado con globos en forma de corazón, en donde se estaba desarrollando una sesión de fotos (fotos finas che, los dos sentaditos al pie de la cama). La sesión de fotos continuó en el living, también decorado con globos, con desfile de invitados posando junto a los novios.
9.15 am: Los invitados abandonamos por grupos el departamento y fuimos bajando hasta el patio de los monoblocks en donde nos dispusimos a esperar a los novios. Mientras esperábamos, el ejército familiar volvió a la carga, sembrando dos hileras de explosivos a uno y otro lado de los escalones de la entrada. Dos filas de petardos del tamaño de cartuchos de dinamita.
9.20 am: Los novios, ahora ambos sobre sus propias piernas, aparecieron por la entrada del edificio, seguidos de los pang langs y las damas de honor. Al bajar por los escalones, las cargas explosivas fueron detonadas y una especie de aguas danzantes, pero de chispas, rodearon a los novios durante su descenso. Unos cuantos temimos por la seda de los trajes de los novios y yo, particularmente, por el traje de Cachi cuya tela parecía ser de esas altamente inflamables… por suerte no hubo víctimas que lamentar, ni siquiera cuando las tropas detonaron más bazucas de papel picado.
Después, nueva sesión de fotos en el patio. Igual a todas las sesiones de fotos de cualquier casorio de los nuestros, salvo que esta vez, además de llamar a los tíos, los amigos, los padrinos y los familiares, el fotógrafo llamó para posar junto a los novios, al grupo de “los occidentales”.
9.45 am: Otra vez nos dirigimos a la caravana de autos y otra vez Bratkartoffel (era así. Significa papas fritas que, según Gerry, que fue quien bautizó a la tía mandona, era la comida predilecta de Hitler) nos volvió a repartir entre los autos. Nosotros, en este caso: Esti, Daisuke, Philipe y yo, tuvimos mucha suerte porque nos tocó uno muy bien decorado, con un budita sobre la luneta de adelante, que zarandeaba la cabeza a cada salto. A esta altura el tráfico en la calle estaba bastante más espeso. Autos circulando en cualquier dirección, pasándose unos a otros, doblando para cualquier parte y desde cualquier parte, frenando en cualquier lado, atravesándose, cruzándose, esquivándose, dando bocinazos. Muchas, muchísimas bicicletas sobrecargadas con altísimas pilas de cajas, bicis-mercados con sus canastos de pomelos y flores, bici-taxis, bici-fletes, bici-scanias… Caos tercermundista, apenas unos baches más que los de casa.
10 am: Llegamos hasta la calle peatonal del templo Jinli, en donde una multitud que incluía parientes, amigos, turistas circunstanciales y hasta periodistas de diarios y TV, nos estaba esperando. Pero además… cambiamos de caravana. De la fila de autos negros, pasamos al desfile encabezado por dos dragones chinos. Además, todos con sus trajes típicos tan coloridos y brillantes, dos bailarinas organizadoras con sus palitos de organizar, varios músicos con platillos, tambores y trompetines, unos cuantos llevadores de carteles, dos niños, dos gritadores y ocho porteadores: cuatro encargados de cargar la silla palanquín que transportaría a Pata y cuatro el palanquín cerrado al que subiría Zhu Sha.
Después de posar junto a los novios, las bailarinas organizadoras con sus palitos de organizar, le enroscaron a Pata una tela roja larguísima con un moño alrededor del cuerpo y después le taparon la cara a Zhu Sha con un velo rojo y la ayudaron a subir al palanquín, mientras una jauría de reporteros entrevistaba a Pata (la historia de Pata y Zhu Sha es famosa en Chengdú en donde casi no hay occidentales).
10.10 am: A la orden de las bailarinas organizadoras con sus palitos de organizar, los músicos empezaron a tocar. Tambores, platillos y trompetines con sonidos chillones, una especie de aullidos rítmicos que con el devenir de las repeticiones dibujaron una estridente y repetitiva melodía. Con la música, los dragones empezaron a moverse y hacer piruetas, las bailarinas a bailar y sonreír, los gritadores todavía no gritaban, los chicos levantaron sus farolitos, los llevadores de carteles, sus carteles y los porteadores, los palanquines de Zhu Sha y Pata. Todos empezamos a avanzar y Bratkartoffel a meter sobres rojos con plata en los bolsillos de los desfilantes.
Mucho color, ruido, movimiento. Una multitud de gente por delante, por detrás, por los costados del desfile. Una comparsa oriental. Un sambódromo de ojos rasgados y también redondos. Gritos en chino, en inglés, en francés, en castellano. Y las calles cerradas para que la caravana avanzara. Y las quejas de los automovilistas, que no podían cruzarse, pasar en rojo los semáforos y hacer infracciones a su gusto. Y de pronto, los gritadores gritando unos gritos salvajes y deteniendo el desfile. Y las bailarinas organizadoras, con sus palitos de organizar, ordenando a los porteadores que bajaran los palanquines. Haciendo descender a Pata y Zhu Sha y entregando a Zhu Sha el extremo final de la tela roja que Pata tenía enroscada al cuerpo. Y haciendo reanudar la marcha y continuar con los novios a pie, Pata adelante, Zhu Sha unos pasos más atrás, atados así, uno con otro.
10.50 am: Habían pasado cuarenta minutos, durante los cuales los novios, ordenados por las bailarinas organizadoras y sus palitos de organizar, bajaron y subieron de los palanquines unas tres o cuatro veces. La última bajada fue a unos pasos del salón. Pata tuvo que volver a cargar a Zhu Sha, pero esta vez sobre la espalda, para caminar sobre una alfombra roja atravesando primero una montaña, que era una tarima y después caminando sobre el fuego, que eran unos leños de plástico con papel celofán naranja. Hasta que finalmente llegaron a la entrada del salón en donde los recibió un sacerdote que le dio a Pata una varilla y le indicó que levantara el velo de la novia. Lo que no le aclaró era que tenía que levantarlo con la varilla… la puñalada de los ojos de Zhu Sha cuando Pata agarró el velo con la mano hizo que Pata entendiera enseguida como era el sistema, aunque la varilla se le enredara entre los flecos del velo. Finalmente el velo fue quitado y todos aplaudimos y los novios se besaron y salieron corriendo a cambiarse para la segunda parte del casorio, mientras el sacerdote se sacaba el gorrito y desarmaba los falsos leños y la multitud firmaba un poster para los novios.
Nosotros firmamos el poster y nos fuimos para nuestras habitaciones (el salón estaba en nuestro hotel), para cambiarnos también. Los pang langs no. Ellos tuvieron que quedarse junto con los novios y las damas de honor a recibir a los invitados que iban llegando para la segunda parte de la boda.
CONTINUARÁ…
FOTOS:
Foto 1: Pata Y zhu Sha posando en la cama con corazones de globo
Foto 2: Los novios en el sillón del living posando con los pang langs y las damas de honor (¿serían las palanganas?) la de la izquierda es la amiga acrobat y la de la derecha, su secuaz. El que no es Cachi, es Gerry.
9.15 am: Los invitados abandonamos por grupos el departamento y fuimos bajando hasta el patio de los monoblocks en donde nos dispusimos a esperar a los novios. Mientras esperábamos, el ejército familiar volvió a la carga, sembrando dos hileras de explosivos a uno y otro lado de los escalones de la entrada. Dos filas de petardos del tamaño de cartuchos de dinamita.
9.20 am: Los novios, ahora ambos sobre sus propias piernas, aparecieron por la entrada del edificio, seguidos de los pang langs y las damas de honor. Al bajar por los escalones, las cargas explosivas fueron detonadas y una especie de aguas danzantes, pero de chispas, rodearon a los novios durante su descenso. Unos cuantos temimos por la seda de los trajes de los novios y yo, particularmente, por el traje de Cachi cuya tela parecía ser de esas altamente inflamables… por suerte no hubo víctimas que lamentar, ni siquiera cuando las tropas detonaron más bazucas de papel picado.
Después, nueva sesión de fotos en el patio. Igual a todas las sesiones de fotos de cualquier casorio de los nuestros, salvo que esta vez, además de llamar a los tíos, los amigos, los padrinos y los familiares, el fotógrafo llamó para posar junto a los novios, al grupo de “los occidentales”.
9.45 am: Otra vez nos dirigimos a la caravana de autos y otra vez Bratkartoffel (era así. Significa papas fritas que, según Gerry, que fue quien bautizó a la tía mandona, era la comida predilecta de Hitler) nos volvió a repartir entre los autos. Nosotros, en este caso: Esti, Daisuke, Philipe y yo, tuvimos mucha suerte porque nos tocó uno muy bien decorado, con un budita sobre la luneta de adelante, que zarandeaba la cabeza a cada salto. A esta altura el tráfico en la calle estaba bastante más espeso. Autos circulando en cualquier dirección, pasándose unos a otros, doblando para cualquier parte y desde cualquier parte, frenando en cualquier lado, atravesándose, cruzándose, esquivándose, dando bocinazos. Muchas, muchísimas bicicletas sobrecargadas con altísimas pilas de cajas, bicis-mercados con sus canastos de pomelos y flores, bici-taxis, bici-fletes, bici-scanias… Caos tercermundista, apenas unos baches más que los de casa.
10 am: Llegamos hasta la calle peatonal del templo Jinli, en donde una multitud que incluía parientes, amigos, turistas circunstanciales y hasta periodistas de diarios y TV, nos estaba esperando. Pero además… cambiamos de caravana. De la fila de autos negros, pasamos al desfile encabezado por dos dragones chinos. Además, todos con sus trajes típicos tan coloridos y brillantes, dos bailarinas organizadoras con sus palitos de organizar, varios músicos con platillos, tambores y trompetines, unos cuantos llevadores de carteles, dos niños, dos gritadores y ocho porteadores: cuatro encargados de cargar la silla palanquín que transportaría a Pata y cuatro el palanquín cerrado al que subiría Zhu Sha.
Después de posar junto a los novios, las bailarinas organizadoras con sus palitos de organizar, le enroscaron a Pata una tela roja larguísima con un moño alrededor del cuerpo y después le taparon la cara a Zhu Sha con un velo rojo y la ayudaron a subir al palanquín, mientras una jauría de reporteros entrevistaba a Pata (la historia de Pata y Zhu Sha es famosa en Chengdú en donde casi no hay occidentales).
10.10 am: A la orden de las bailarinas organizadoras con sus palitos de organizar, los músicos empezaron a tocar. Tambores, platillos y trompetines con sonidos chillones, una especie de aullidos rítmicos que con el devenir de las repeticiones dibujaron una estridente y repetitiva melodía. Con la música, los dragones empezaron a moverse y hacer piruetas, las bailarinas a bailar y sonreír, los gritadores todavía no gritaban, los chicos levantaron sus farolitos, los llevadores de carteles, sus carteles y los porteadores, los palanquines de Zhu Sha y Pata. Todos empezamos a avanzar y Bratkartoffel a meter sobres rojos con plata en los bolsillos de los desfilantes.
Mucho color, ruido, movimiento. Una multitud de gente por delante, por detrás, por los costados del desfile. Una comparsa oriental. Un sambódromo de ojos rasgados y también redondos. Gritos en chino, en inglés, en francés, en castellano. Y las calles cerradas para que la caravana avanzara. Y las quejas de los automovilistas, que no podían cruzarse, pasar en rojo los semáforos y hacer infracciones a su gusto. Y de pronto, los gritadores gritando unos gritos salvajes y deteniendo el desfile. Y las bailarinas organizadoras, con sus palitos de organizar, ordenando a los porteadores que bajaran los palanquines. Haciendo descender a Pata y Zhu Sha y entregando a Zhu Sha el extremo final de la tela roja que Pata tenía enroscada al cuerpo. Y haciendo reanudar la marcha y continuar con los novios a pie, Pata adelante, Zhu Sha unos pasos más atrás, atados así, uno con otro.
10.50 am: Habían pasado cuarenta minutos, durante los cuales los novios, ordenados por las bailarinas organizadoras y sus palitos de organizar, bajaron y subieron de los palanquines unas tres o cuatro veces. La última bajada fue a unos pasos del salón. Pata tuvo que volver a cargar a Zhu Sha, pero esta vez sobre la espalda, para caminar sobre una alfombra roja atravesando primero una montaña, que era una tarima y después caminando sobre el fuego, que eran unos leños de plástico con papel celofán naranja. Hasta que finalmente llegaron a la entrada del salón en donde los recibió un sacerdote que le dio a Pata una varilla y le indicó que levantara el velo de la novia. Lo que no le aclaró era que tenía que levantarlo con la varilla… la puñalada de los ojos de Zhu Sha cuando Pata agarró el velo con la mano hizo que Pata entendiera enseguida como era el sistema, aunque la varilla se le enredara entre los flecos del velo. Finalmente el velo fue quitado y todos aplaudimos y los novios se besaron y salieron corriendo a cambiarse para la segunda parte del casorio, mientras el sacerdote se sacaba el gorrito y desarmaba los falsos leños y la multitud firmaba un poster para los novios.
Nosotros firmamos el poster y nos fuimos para nuestras habitaciones (el salón estaba en nuestro hotel), para cambiarnos también. Los pang langs no. Ellos tuvieron que quedarse junto con los novios y las damas de honor a recibir a los invitados que iban llegando para la segunda parte de la boda.
CONTINUARÁ…
FOTOS:
Foto 1: Pata Y zhu Sha posando en la cama con corazones de globo
Foto 2: Los novios en el sillón del living posando con los pang langs y las damas de honor (¿serían las palanganas?) la de la izquierda es la amiga acrobat y la de la derecha, su secuaz. El que no es Cachi, es Gerry.
Foto 3: Detonaciones del ejército chino a la salida del departamento.
Foto 4: Los novios con los occidentales (más dos orientales occidentalizados). De izquierda a derecha: Philipe, Esti, Sylvie, Gerry, los novios, Daizuke, Cachi, Renaud, Alan, me, Denisse. Mis amigos de este lado del mundo.
Foto 5: Una de las tantas, tantísimas bicicletas sobreexcedidas de cajas que
nos cruzamos por el camino.
Foto 6: Novios y padrinos posando con los desfilantes antes de arrancar
Foto 6: Novios y padrinos posando con los desfilantes antes de arrancar
Foto 7: Bailarinas organizadoras con palito de organizar, atando a Pata con la tela roja.
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